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Miradas

Hace dos semanas tuve una experiencia en un taller que me conecto con varias momentos de mi vida.  Trabaje con una chica argentina un ejercicio en el cual teníamos que declarar con fuerza y determinación el "no quiero" el "basta" uno a la vez, el que escuchaba solo se quedaba quieto sosteniéndole la mirada a quien, de la manera que escogiera, declaraba su "no quiero" su "basta".  Más que enfatizar en el detalle del ejercicio lo que quiero contar es que me di cuenta de la gran diferencia que hubo en la mirada de ella en los dos momentos, la cantidad de historias, emociones y vivencias que expresaban sus ojos. Solo mirando sus ojos y nada más que eso me conecte profundamente con ella, aun hoy después de 15 días de no verla, tengo tatuado su rostro en mi memoria.  Lo curioso es que, como si hubiera tocado una parte especifica de mi cerebro, empece a traer a mi memoria todos aquellos rostros que por algún motivo tuve la oportunidad de mirar directamente a los ojos.  Como retratos llenos de detalles pasaba cada rostro, cada mirada, cada historia. Pero en el pasar de cada rostro me di cuenta que cada mirada dejó no solo una imagen en mi memoria, también dejó el recuerdo de una emoción, algo así como una huella en mi, algunas de amor, amistad, compasión, ternura, camaradería, aceptación, pero otras de rechazo, odio, desprecio, dolor.

Pensando en esto, en el poder que tiene una mirada para impactar la vida del otro me quede reflexionando, ¿qué mensaje o emoción he transmitido a través de mi mirada a las personas que me rodean? a mis amigos, familiares, compañeros de trabajo, a mi esposa y mi hija, ¿qué recuerdos estoy dejando en sus vidas? ¿cuántas veces he mirado a las personas que más amo con ira o desprecio?  Inmediatamente vino a mi cabeza muchas situaciones en las cuales con una mirada he violentado a mi hija a quien considero el ser humano que más amo y a quien más busco proteger.  Al mismo tiempo recuerdo su mirada en esos momentos, indefensa, impotente, sin entender mucho lo que pasa pero grabando en su memoria mi rostro, mi mirada.  Si eso ha pasado con ella, ¿cuántas huellas he dejado en otros?

A veces una palabra puede herir mas con un golpe y he luchado por ser mas cuidadoso con lo que digo, pero hoy me doy cuenta de que una mirada puede ser más potente que cualquier otra cosa, así que debo hacerme cargo.

Hoy tomo la decisión consiente de utilizar el poder de mi mirada para dejar un mensaje positivo en la vida de quienes me rodean, especialmente de quienes amo. ¿y tu, qué mensaje quieres dejar en la memoria de quienes te rodean a través de tu mirada?



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¿Protagonista o Extra?

Mi vida es una historia que se mueve entre comedia, drama, acción, suspenso, terror, amor, superación..  todo el tiempo estoy en escena compartiendo el espacio con muchos otros que se cruzan en mi historia pero que tienen la suya propia. Según Friedrich Nietzsche no somos una sola historia somos varias historias y varios actores en un solo individuo que se potencian y se contraponen, pero bueno ese no es el punto, partamos de que nuestra vida es una única historia.  Pensando en esto me surgió una pregunta ¿qué tan protagonista soy de mi historia? ¿qué tanto tiempo de la escena estoy en primer plano haciendo un papel importante y decisivo, y qué tanto soy un extra que simplemente esta ahí rellenando el espacio pero al margen de la escena? 

La posición de ser un extra es cómoda, no asume mucho riesgo, no se expone a la crítica ni encara las consecuencias de la calidad de la historia en la que esta, puede culpar a otros de lo malo y unirse a la celebración de lo bueno, no requiere de mucha energía y entrega, tampoco de exigencia frente a su capacidad y competencia para actuar, pero tiene el gran riesgo de carecer de sentido y de motivación, de ir desapareciendo esa capacidad que tenemos de hacernos cargo, de desarrollar y explorar nuestras capacidades, de superar retos. Con el pasar del tiempo el sentido de vida depende de lo que otros hagan por nosotros y así quedamos condenados a la pobreza de espíritu.

Ser protagonista tienen una exigencia mucho más alta, más preparación, más energía, mas riesgo. Demanda el estar siempre atento de cada detalle, de cada diálogo, de cada movimiento, de cada emoción.  Requiere de fuerza de voluntad para superar todos los obstáculos.  Tiene momentos de tensión y de incertidumbre pero también de grandeza, de satisfacción y de sentido.  Ser protagonista para mi es como hacerse cargo.  

Cada mañana al levantarnos nos encontramos con estos dos caminos, depende de cada uno ser Protagonista o Extra de su propia vida.  ¡Elige bien!

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Expectativas

Una de las cosas con las que más he luchado en mi vida es con las decepciones, odio esa sensación y el esfuerzo que me implica reponerme, más si tengo que seguir con esa relación o habitando ese sistema.  Puede sonar muy trascendental pero la decepción desgasta nuestra humanidad al limitar o condicionar nuestra capacidad de relacionarnos, es como un verdugo que se queda una y otra vez decapitando nuestras posibilidades de conectarnos de forma genuina con aquellos que juzgamos nos han decepcionado, trae consigo una serie de emociones de rabia, tristeza, resignación, resentimiento que se vuelven tóxicas al hacernos esclavos de ellas, se aferra de tal manera que nos puede llevar a terminar relaciones, a sentir el derecho de que podemos hacerle pagar al otro por lo que ha hecho,  a limitar nuestra capacidad de entregar y de servir.

Para decepcionarnos primero tenemos que crear la expectativa de que vamos a ver o recibir algo de acuerdo a como nos lo imaginamos, esas expectativas normalmente alimentan nuestro EGO, aunque suena duro pero casi siempre obedecen a nuestro interés de satisfacer nuestras necesidades y queremos que el mundo a nuestro alrededor se comporte de acuerdo a eso que esperamos.  Ahí esta el problema, el mundo se comporta de acuerdo a como el mundo es, no tenemos ni el control ni el poder sobre el otro ni sobre los sistemas en los que nos encontramos, esto significa que nuestras expectativas sobre las cosas externas nos condenan a seguir de decepción en decepción.

He empezado a mirar sobre qué tengo expectativas y a validar si son determinantes para mi vida, he encontrado que el 80% de las expectativa que tengo de las personas y sistemas que me rodean son solo deseos egoístas irrelevantes y en muchos casos mi vida no se afecta si se cumplen o no, solo se alimenta o se lastima mi EGO.  El otro 20% las estoy conversando con quien corresponde y generando acuerdos, haciéndome responsable de gestionarlos, así me aseguro de no vivir sobre supuestos esperando que los otros interpreten lo que yo espero y luego culparlos por no cumplirlo.  Me he dado cuenta que la vida así es mas liviana, mis relaciones más sanas, mi vida mas tranquila.

¿Cuáles son tus expectativas? ¿cuáles de ellas son determinantes para tu vida y cuáles no vale la pena cargar más? 

¡Hazte cargo!


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