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¡Perdí la beca!

Hoy tuve la oportunidad de sentarme con una amiga que quiero y admiro mucho, que se ha convertido en un referente en mi vida.  En esa conversación le expresé lo que estoy sintiendo en este momento de mi vida, como le dije a ella: Martha quiero sentarme contigo y pensar en voz alta.  Y entre preguntas, reflexiones, recuerdos llegue a lo siguiente:

Yo estudie mi educación básica y secundaria en un colegio publico, en el que sin mucho esfuerzo lograba sacar las mejores notas y los primeros puestos del salón, no por mi esfuerzo sino porque el nivel académico era bastante bajo.  Constantemente los profesores me felicitaban y me decían que era una lastima que yo no pudiera estudiar en otro colegio donde pudiera aprovechar mis capacidades.

En el año 2000 terminé mi bachillerato y gané una Beca por las pruebas del estado, llamadas ICFES, lo que significaba para mi la puerta que me permitía lograr el sueño de estudiar y salir adelante.  Dentro de las opciones revisadas tome la decisión de estudiar Ingeniería Informática en una universidad privada de mi ciudad.  Entre a un mundo nuevo para mi, todos mis compañeros venían de colegios privados y sus posibilidades económicas eras bastante diferentes a las mías.  No tuvo que pasar una semana para darme cuenta que lo que para mis compañeros iba a ser un semestre de repaso, para mi iba a ser totalmente nuevo y como me fui dando cuenta, bastante difícil.  Tenía la presión de no defraudar a mi familia y en general a todos los que veían en mi un ejemplo y la esperanza de que si se puede.  Sin embargo clase tras clase, tema tras tema se hacía más complejo para mi, todo era nuevo, complejo: física, química, cálculo, matemáticas para ingenieros... me esforcé como nunca, pasaba noches estudiando tratando de entender, tratando de ponerme al día en conocimientos, cada clase era una tortura, cada quiz, cada ejercicio en el tablero, donde mis compañeros solucionaban con total facilidad lo que para mi era totalmente desconocido, no solo no tenía el conocimiento sino que no tenía las bases para entenderlo.  Pase muchos momentos sintiéndome incompetente, impotente, paralizado ante la situación, y el semestre seguía avanzando.  Poco a poco y con mucho esfuerzo fui aumentando los puntajes en mi exámenes hasta ganarlos, pero aún así en química por mucho que lo intentaba no lo lograba. Era el alumno portaminas todo era 0.5, 0.7... Recuerdo que el profesor de esta materia hablaba de los becados que no merecían estar en la universidad ocupando puestos de otras personas que si eran brillantes y se lo merecían.  Al final, aunque me esforcé mucho, porque lo hice, no logré sacar el puntaje necesario para conservar la beca y la perdí.  Recuerdo el momento que le tuve que decir a mis padres lo que había pasado, después de 18 años aún recuerdo el momento, la sensación, las lágrimas, el taco en el pecho, la decepción, la rabia que sentía de mi mismo y la mirada de mis padres de tristeza y a la vez de amor, me decían que estuviera tranquilo, que íbamos a buscar otras opciones.  Recuerdo tanto la impotencia que sentía al declarar que por mucho que lo intente, no lo logré.  Experimente que era no ser el mejor del salón, el inteligente, el que todo lo resolvía.

Hoy, después de muchos años, en mi trabajo y después de muchos logros, me encuentro ante un escenario en el cual tengo un gran reto y las miradas de muchos puestas en mi.  Me embargaba la sensación de miedo y llame a Martha y en nuestra conversación me doy cuenta que ese miedo que tengo se debe a que siento que se puede repetir la historia, no ser capaz con el reto (perder la beca)...  Pero el Samuel de hoy ya no es el mismo adolescente de hace 18 años, ahora tengo más herramientas para salir adelante y lograr superar las expectativas que este reto me impone.

Increíble que después de 18 años este experimentando esto, pero fantástico poder darme cuenta.   Ahora que tengo conciencia, lo que sigue es el camino para superarlo.  (esta historia continuará...)


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La Magia de Newfield:


Este texto lo escribí hace ya 4 años, al finalizar mi proceso de certificación de ABC Coaching con Newfield Consulting, hoy lo quiero traer a este espacio para no dejarlo como simbolo de algo que quiero seguir haciendo.

Reunir 140 personas para transitar el mismo camino solo con una herramienta: ellos mismos; donde no importa edad, nacionalidad, sexo, color de piel, credo, profesión, estado civil, orientación sexual, posición social, inclinaciones políticas, nada que pueda disfrazar su esencia; solo están cada uno, de tú a tú, con sus historias, amores, miedos, dolores, sueños, sonrisas, lagrimas y abrazos; así, mágicamente, todo queda preparado para que se den las conexiones del alma, la danza del amor humano, la mirada de respeto y reconocimiento por el otro, la amistad genuina, el milagro de la humanidad que se había olvidado. Luego de esto cada uno sale conectado desde su corazón con otros 139 corazones, con 139 rostros que sin dar muchas explicaciones, simplemente se aman y se recuerdan con un suspiro.

Hoy nuestro reto es seguir generando estos espacios mágicos de encuentros de amor que cambien y transformen vidas.


Los amo y espero volverme a encontrar en alguna parte, en algun lugar, en algun momento con ustedes y revivir la mirada y el abrazo que nos unió hasta siempre.


Samuel López O.

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